Recortables
número 84
Menores y redes sociales
Aunque muchas familias lo desconocen en España la edad legal para usar redes sociales son los catorce años. Sin embargo son muchos los niños y niñas menores de esta edad que cuentan con un perfil en dichas redes.
Existe un documento “El Informe Facebook” que ha puesto en primer plano los peligros de las redes sociales para adolescentes
Una de las consecuencias de este informe fue la repentina cancelación de Instagram Kids. Esto no ocurrió por las opiniones de los expertos que llevaban años afirmando que las redes sociales basadas en la imagen, como Instagram, podían causar problemas acerca de la percepción de su cuerpo, sobre todo en las chicas adolescentes. Lo que provocó que Facebook diera marcha atrás fue que una antigua empleada, Frances Haugen, reveló, primero en la prensa y luego ante el senado de EEUU, lo que ya se conoce como 'Informe Facebook',
¿Qué peligros acechan a los menores en las RRSS?
Exponer a los menores a las redes sociales sin ningún tipo de control ni explicarles los peligros es tan peligroso como dejarles desenvolverse por la vida sin la guía y el apoyo de sus padres. Sin embargo, ya sea por falta de tiempo o conocimientos sobre esos peligros, no hay más que darse una vuelta por redes sociales como Tik Tok o Instagram para ver la gran cantidad de menores, niños incluso, que suben vídeos y fotos. Los peligros que acechan en las redes sociales son múltiples: acoso, chantaje sexual e incluso incitación al suicidio. Las instagramers más famosas muestran unas imágenes en las que han retocado su cuerpo para ajustarse al ideal actual de belleza; es una realidad falsa en la que todo se acerca a la perfección, y llega a las jóvenes en unas edades en las que el aspecto físico es importante. Las adolescentes crean así unas expectativas imposibles sobre su propio cuerpo.
Tik Tok, una de las redes favoritas precisamente por los usuarios más jóvenes, puede incitar a actuar de manera peligrosa en los retos que deben replicar otros usuarios.
Para poder explicar a los niños y adolescentes todos estos peligros y cómo moverse de forma segura por las redes sociales, primero hay que conocerlas. La mayoría tienen sus propios sistemas de control parental y en la ayuda de cada una de ellas se explica cómo configurarlo. Instagram cuenta de hecho con su propia guía para padres, de casi 130 páginas. Todas las redes sociales tienen métodos para denunciar a usuarios que amenazan o suben contenidos inadecuados; herramientas que conviene que los jóvenes conozcan.
¿Cómo hablar de las redes sociales con los menores según su edad?
Estas son las recomendaciones que hemos encontrado en diversas guías y artículos elaborados por expertos. Estos consejos se aplican a partir de los 6 años. Antes de los tres no es conveniente que los niños vean pantallas y entre los 3 y los 6 se aconseja que lo hagan poco y siempre bajo supervisión, ya sea directa o utilizando herramientas de control parental.
Entre los 6 y los 12 años hay que comenzar a hablar sobre aquello que llame la atención del niño en internet, establecer unas reglas básicas y qué sucederá si no se cumplen. Se puede hablar con ellos sobre los juegos que más les gustan, qué contenidos suelen ver en internet y sobre la importancia de esperar un poco más para abrirse una cuenta en las redes sociales. También es acertado explicarles las normas de comportamiento en las redes sociales respetando a todos los usuarios y la importancia de la autorregulación en el uso de internet. A esta edad ya pueden entender que internet es una extensión de la vida real y que al otro lado de los mensajes hay personas que pueden herir y ser heridas en los comentarios.
Entre los 13 y los 17 años. La entrada en la educación secundaria suele marcar el momento de que el adolescente posea un móvil y entre en las redes sociales (habitualmente en más de una). Es conveniente recordar al menor que solo debe aceptar como amigo a aquellas personas que conozca en la vida real, indicarle las medidas de seguridad básicas (cómo tener cerrados los mensajes directos y cómo informar del comportamiento inadecuado de otro usuario a la plataforma) y que sienta que puede confiar en sus padres para contarles cualquier situación incómoda o de acoso que pueda surgir. También hay que motivarles con otras tareas que les sean agradables para que no dediquen mucho tiempo a las redes sociales.
De la misma manera que en la vida real se explica a los niños que no deben dar su dirección a desconocidos, en las redes sociales. Si suben algún vídeo o fotografía hay que decirles que tengan cuidado de no mostrar su casa o su barrio, ni un uniforme que pueda identificar a qué colegio van... y que, cuando creen un usuario en una red social, no deben dar su nombre completo. También deben saber que ese recomendable anonimato no les da carta blanca para actuar de cualquier manera y que deben respetar a otros usuarios como si los tuviesen frente a ellos.
Si el menor tiene las redes sociales abiertas a que las vea cualquier usuario, conviene echar un vistazo para revisar los comentarios que hacen otros a sus imágenes y comprobar que no le insultan o que no provienen de un pederasta.
Se puede sugerir al menor ser amigo de él también en las redes pero, igual que sucede en la vida real, hay que tener cuidado de que no se sienta demasiado vigilado. Si no está de acuerdo es mejor no obligarle; la adolescencia es un periodo de búsqueda de la propia identidad reforzando su vida privada y si no se siente cómodo es probable que decida crear una cuenta nueva a escondidas para publicar todo aquello que no quiere que vean sus padres.
Todos estos consejos sobre el uso más adecuado de las redes sociales pierde buena parte de su eficacia si falla la principal herramienta: el ejemplo que los adultos damos a los niños.
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