Un poco más

número 80

En este número iniciamos una nueva sección de la mano de María Pérez García

María es maestra de Educación Infantil, antigua alumna salesiana y nos va a aportar una visión de determinados aspectos que, sin duda, nos ayudarán a vivir mejor. Todo un lujo contar con su aportación

Mindfulness

Siete de la mañana, suena el despertador, ¡venga corre, no llegas!

Desayuno de mis hijos, el mío rápido y de pie, los visto, me visto, dientes, almuerzos, bolsas de los niños, mis cosas, subirnos al coche, atasco, se acerca la hora de entrar al colegio, llego tarde al trabajo ¡otra vez!...


PARA, FRENA, RESPIRA, PIENSA.

Este es el día a día de la mayoría de personas. Esto se debe al ritmo de vida que llevamos. Nos encontramos en un mundo rodeado de deberes, prisas, de “tengo que..”, y además le sumamos a todo este agobio que llevamos dentro, el hecho del virus actual. Éste que, nos provoca miedo, incertidumbre, frustración, incluso crea en las personas actitudes sin respeto por los demás. En definitiva, nos encontramos en un mundo desestructurado que no nos permite centrarnos en lo que tenemos delante de nosotros en el momento.


ME OCUPO, NO ME PRE-OCUPO

A día de hoy, está en su punto más alto la técnica del Mindfulness, pero claro ¿eso qué es? ¿Es lo que conocemos como yoga? ¿Meditar? ¿Dejar la mente en blanco?

Os queremos contar en qué consiste esta técnica, ya que nos permitirá saber más de nosotros mismos, detectar en qué momento nos encontramos, focalizar nuestros pensamientos y emociones.

Hace 2500 años, esta técnica de conexión interna comienza en la India, cuando se le conocía como “Sati”, que tiene como significado recordar, más concretamente traer al presente.

Es en Occidente cuando se le comienza a llamar “mindfulness”, lo que se conoce como atención plena a lo que me está ocurriendo en el momento. Esta técnica de meditación trata de conectarnos con nuestro presente sin pensamientos externos, sin juzgar, sin acelerarnos…

Permite entrenar al cerebro, en concreto la parte de felicidad y de bienestar recibe más flujo sanguíneo al meditar, lo que incrementa una sensación mejor con nosotros mismos durante más tiempo.

Esto conduce a la reducción del estrés, la depresión y el dolor, además de aumentar la felicidad, la paciencia, la aceptación y la compasión.


El mindfulness nace a partir de prácticas budistas, pues el budismo se centra bastante en la meditación, la cual se basa en: consciencia del presente, observación de nuestros sentimientos, pensamientos y aprender a escucharnos teniendo compasión tanto por nosotros mismos como por los demás.