Un poco más
Número 88
¿Para qué sirve el miedo?
María Pérez
Hace tiempo estaba en el supermercado y vi cómo una madre le insistía a su hijo para hacer lo que debía. Lo que me llamó la atención fue cómo lo hizo para que su hijo finalmente le hiciera caso; “si mientes y no eres bueno por la noche vendrá el hombre del saco y te llevará”. Ahora es normal pensar que es algo que se ha dicho siempre y que no pasa nada, pero me gustaría contaros todo lo que puede haber detrás de una “simple frase”.
Lo primero que debemos tener en cuenta es cuándo llegamos a utilizar esta “amenaza”. Por ejemplo, son las ocho de la tarde, terminamos cansados de trabajar, toca organizar la casa, recoger a los niños, cenas, duchas, etc. Mientras, ellos han estado todo el día jugando, estudiando, extraescolares… Es decir, todos estamos más cansados, más irascibles y con menos paciencia. La desesperación nos lleva a utilizar frases que creemos que son efectivas porque son inmediatas, pero es en esos momentos cuando debemos ser más fuertes y encontrar la “fórmula perfecta” para cada situación.
Utilizar esa frase de miedo provoca un trauma de por vida, es un condicionante constante en sus mentes en vez de la adquisición (sana) de distintos hábitos. Provoca inseguridades y la visión de sus referentes con una autoridad mal entendida y aplicada, en vez de una educación desde el respeto y la confianza.
Lo que debemos tener claro es que los límites en la educación son necesarios y les ayudan a entender que vivimos en sociedad, a comprender lo que está bien y lo que está mal, saber lo que pueden hacer y lo que no. De esta forma, terminan entendiendo qué deben hacer y qué no, y lo más importante sintiéndose bien sabiendo que están llevando a cabo lo que deben y con gusto.
Pero, ¿cuál es el secreto? No hay una estrategia única que siempre funcione. De hecho puede que a veces cueste que funcione más que otras. Lo primordial es construir una comunicación AFECTIVA y EFECTIVA. Ayudarles a desarrollar un sentimiento de seguridad y protección. Los padres sois sus principales referentes y os admiran por cada pequeña cosa que hacéis, de hecho os imitan y copian frases que suelen escuchar en casa.
Os invito estas navidades a reflexionar sobre cómo son las reacciones al estar en situaciones que no son ideales, os propongo cambiar la visión de estos momentos desesperantes por retos para enseñar a vuestros hijos a entender que a veces hay que hacer cosas que no nos apetecen pero que debemos hacer. Que igual que vosotros les entendéis, ellos poco a poco deben aprender a entenderos. Además, es muy importante que les hagáis entender que lo hacéis por ellos, porque les queréis y queréis que sean personas felices, fuertes y seguras de sí mismas.
NUNCA ES UN BUEN MOMENTO = SIEMPRE TENEMOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD
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