¿Y ahora qué?

número 83

Niños y niñas: "YO-YO, YA-YA"

A poco que observemos a nuestros niños y niñas y a nuestros jóvenes, es fácil detectar a qué nos estamos refiriendo con este título. Nuestros niños YO-YO, son los de “primero yo, segundo yo, tercero yo y, si sobra, para mí”. Y al YA-YA, a cuando nuestros niños y niñas no soportan esperar.


Niños y niñas YO-YO

Se caracteriza en estos niños y niñas el pensar  que son los más importantes, que sus prioridades están por delante de todo el mundo. Quizás, a modo de reflexión, esa sensación de primacía la hemos generado en la intimidad de la familia. En el hogar son los reyes de la casa, y de una forma sutil, aprenden que su felicidad depende de los demás, ellos y ellas no tienen que hacer nada para serlo, porque las demás se la van a proporcionar dándoles lo que necesitan o quieren para ser felices. Quizás, también, los adultos hemos confundido la alegría con la felicidad. Entendemos la alegría como una emoción, rápida e intensa pero momentánea. En cambio, la felicidad requiere trabajo personal, conocerse; tiene una vinculación estrecha con la sana autoestima, con sentirse digno de sí mismo, con no necesitar que alguien nos proteja porque "yo" me puedo encargar de hacerlo, de autoprotegerme.

Cómo podemos actuar:

1. Dar ejemplo

Los padres deben ser modelo de generosidad. Deben demostrar a los niños que compartir con los demás les enriquece y que se disfruta con ello.

2. Enseñar las ventajas de compartir

Podemos enumerar con los niños las ventajas que tiene el compartir con los demás, sin olvidar en la lista el hecho de que cuando compartimos, creamos más posibilidades de que los demás también compartan con nosotros.

3. Darle el derecho de elegir el juguete que no desea compartir

Permitirles tener algún juguete especial, que nunca le obligaremos a prestar a los demás, ya que todos, incluso los adultos, tenemos pertenencias que nunca compartimos con otras personas. Así, cuando sepas que va a encontrarse en alguna situación en la que sería bueno que comparta, pregúntale explícitamente qué juguete quiere llevarse para compartir con otros niños, es decir, pregúntale cuál no le importa prestar a los demás para que le cueste menos llevar a cabo este tipo de conductas.

4. Fomentar los juegos cooperativos

Antes de los tres años, los niños no tienen la capacidad para entender el concepto de compartir, por lo que no tiene sentido obligarles a hacerlo. Sin embargo, sí debemos favorecer en la medida de lo posible los juegos cooperativos y reforzaremos (por ejemplo, con un halago o una sonrisa) cualquier conducta cooperativa espontánea.

5. Enseña a diferenciar que hay cosas que son suyas y cosas que son de todos

Y que habrá ocasiones en que deben compartir aunque no quieran, para que entiendan que no pueden disponer de todo aquello que se le antojen que los demás también tienen derecho a utilizar ciertas cosas. En estos casos en que compartir sea algo obligado, es necesario mantenerse firmes y no ceder ante las posibles rabietas o pataletas que presenten


Niños y niñas YA-YA

El Ya-Ya nos conecta automáticamente con la impaciencia. Si nos planteamos cuál sería la habilidad que entrena la tolerancia a la frustración, la respuesta sería la paciencia, pero.. ¿cuando uso el whatsapp qué entreno: la paciencia o la impaciencia? o ¿cuando jugamos a juegos en red con recompensa inmediata, qué entrenamos: la paciencia o la impaciencia? Cuanto más tiempo nos dedicamos a entrenar la impaciencia, más nos va a costar tolerar la frustración, y si pensamos a qué dedican nuestros menores su tiempo de ocio, quizás nos dé respuesta a esa conducta impaciente que muestra la mayoría de ellos.

 Cómo podemos actuar:

1. Ser modelo de paciencia

2. No premiar  la impaciencia.

3. Premiar la paciencia.

4. Tomar las cosas con calma.

5. Disfrutar ser paciente en familia.

6. Promover la paciencia.